15 Noviembre 2008

Han pasado dos cortos años desde aquel día. Recuerdo aquel 15 de Noviembre con la misma ilusión con la que viví aquél día.
Yo ya habia dado el primer paso. Tú sabías tan bien como yo mis sentimientos. Tú sabías perfectamente lo mucho que deseaba formar parte de ti pero...pero....supongo que todo es mejor cocerse a fuego lento, ¿verdad?. Faltaba esa pizca de valor y confianza para empezar algo nuevo. Y aquel día decidiste que era un buen día para cambiar el guión de una historia bien distinta.

Algunos meses conociéndonos. Buenos amigos nos hicimos en poco tiempo, la verdad. Pocas horas y tanto que contarnos en ellas...Lo nuestro no fue un flechazo, ni mucho menos. Mejor que eso. Nos dimos cuenta que realmente merecía la pena empezar una historia el uno junto al otro. Y aquí estamos, dos años después...juntos. El mejor regalo: saber que existes.

Es dificil reunir en pocas palabras lo que hemos hecho durante estos seiscientos y pico de dias, pero sin embargo hay algo que nadie puede negar y que probablemente sea la madera que hace arder nuestro fuego: nuestra amistad. Los cimientos en los que se debe basar toda relación que se precie. La amistad no es solo tomarse unas cañas juntos, no. Es compartir momentos duros, es confiar en la otra persona, es pedir ayuda y darla, es felicidad, es tristeza, esa amor y cariño, es dulzura es...eres tú.

24 meses aguantándome...no es poco, la verdad.

Hemos tenido tantos momentos duros al principio, que la recompensa ha sido grande. Sin duda hemos tenido momentos malos. También los buenos amigos discuten. Pero lo que hace que sigamos andando de la mano es que en la balanza donde se miden los momentos vividos, siempre se vence hacia el lado de los buenos, de esos momentos que recuerdas cuando estás en la cama apunto de soñar que vivimos otra vez la misma historia. Pero, ¿para qué soñar que sigues a mi lado, si sé que nunca te has ido?

Gracias amiguita por estos años. Y gracias por todos los años que sé que aún nos quedan...